Implantología

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Los implantes son unos conos o cilindros metálicos que se colocan en el hueso maxilar con el fin de sustituir a las raíces de las piezas dentales perdidas, permitiéndonos reemplazar la pieza natural por una pieza artificial devolviendo función y estética.

Existen muy pocas contraindicaciones para su colocación, entre las que podemos destacar enfermedades graves que alteren el metabolismo del hueso, infecciones específicas, tumores malignos que afecten al hueso, o radioterapia en grandes dosis.

Se colocan en una intervención quirúrgica ambulatoria que se lleva a cabo en la consulta dental. En la mayoría de los casos mediante anestesia local. En intervenciones de larga duración (rehabilitaciones completas, elevaciones de seno maxilar, regeneración ósea) se puede recurrir a un médico anestesista para una sedación intravenosa monitorizada.

El paciente en ningún momento siente dolor ni molestia alguna.

Es importante decir que los implantes no provocan rechazo en el organismo, tan solo puede ocurrir que fracase la oseointegración (Es una conexión directa, estructural y funcional, entre el hueso vivo, ordenado, y la superficie de un implante sometido a carga funcional ).

El éxito de un implante dental depende, en primer lugar, de la motivación del paciente y de un excelente hábito de higiene dental; de la preparación y capacitación del profesional; de un correcto diagnóstico y plan de tratamiento, de la calidad del implante y del mantenimiento y control periódico del odontólogo.

¿Qué se hace cuando un implante fracasa?

Cuando un implante fracasa puede y debe volver a colocarse otro para sustituirlo.

Todas las premisas para acceder a un implante sin miedos están expuestas. Lo que siempre hay que recordar es que la salud es primordial, por tanto se debe confiar sólo a un profesional especialista.